miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 1: Fred Blake

La noche era estrellada, no había ni una sola nube. Era una preciosa noche de verano, concretamente a principios de julio. Me desperté sobresaltada y miré a mi alrededor incorporándome, tratando de descubrir donde me encontraba.La poca luz que entraba por la ventana me permitió ver las siluetas del escritorio, las múltiples estanterías y el armario empotrado a mi izquierda. Aquella era mi nueva habitación. Resoplé y me dejé caer en la cama agotada. Llevaba noches sin dormir. Cada vez que lo hacía tenía horribles pesadillas. Figuras oscuras, tenebrosas, se acercaban a mí y me acorralaban, no podía frenarlas y pensaba que iba a morir. Pero de repente aparecía alguien y sin mediar palabra, todos se apartaban y se alejaban de mí para dejarle paso. Se acercaba, y yo podía verle con claridad. Era joven, moreno, y su cara brillaba con la escasa luz al ser muy pálido. Alargaba una mano hacia mí y me susurraba, noche tras noche, lo mismo. “Ven”.

Me giré y miré por la ventana, pegada a mi cama. Las últimas noches había estado bastante tiempo mirando el barrio a través de esa ventana.Conseguía distraerme mientras esperaba a la próxima pesadilla. Fuera había un solitario parque, y casas exactamente iguales a la mía, blancas o color crema, con grandes jardines y patios, cochazos aparcados a la puerta o escondidos en los garajes, era lo que se podría llamar un barrio de pijos. Supuse que yo también sería una pija. Siempre había vivido en unos pisos antiguos del centro de la ciudad que habían sobrevivido a los rascacielos que se construían alrededor, incluso cuando mi padre nos abandonó cuando yo tenía cuatro años, mi madre y yo nos quedamos allí. Hacía tan solo cuatro, ella empezó a salir con un compañero de trabajo suyo, los dos trabajaban en una inmobiliaria. Hace un año se casaron, y por entonces convivía con dos horribles gemelos de casi dos años fruto de la unión. No podía quejarme de mi padrastro, pero había cogido cierta manía a la figura paterna por todo lo que me contaba mi madre de mi padre, y por algunos recuerdos míos.

Sin darme cuenta, los párpados se me cayeron y me volví a dormir. Me pareció haber cerrado los ojos hacía escasos segundos, pero la siguiente vez que les abrí la luz inundaba toda la habitación y se oía cierto griterío un piso más abajo, lo que indicaba que la vida en la casa había empezado. Seguramente ya habría llegado Jen, la sobrina de mi padrastro, que venía como niñera de los gemelos para pagarse la universidad. Por mucho que mi madre me insistiera en que sólo ayudaban a Jen a pagarse la universidad, yo sabía que otro de los motivos de que mi nueva prima estuviera en la casa era que no se fiaban de mí, ni creían que pudiera cuidar de los niños yo sola. Y si así hubiera sido, Jen no me habría impedido meterme en cualquier problema, puesto que a sus 19 años era bastante inocentona y fácil de engañar.

Me puse los pantalones de la equipación de hacía cuatro años de mi equipo favorito de fútbol y una camiseta gris de tirantes y bajé a la cocina, dispuesta a desayunar mientras Jen se peleaba con mis hermanos.
Efectivamente, cuando entré en la cocina Tom y Wendy correteaban uno detrás del otro con las manos pringadas de chocolate, mientras Jen iba detrás intentando limpiarles las manos y quitando el chocolate de todos los muebles que tocaban.
   - Hola Jen – saludé divertida al ver la escena – No deberías darles chocolate, se ponen muy nerviosos
   - Hola, Lily – me miró un segundo mientras atrapaba a Tom y le limpiaba las manos y la cara – Es que no se lo he dado yo, lo han cogido mientras iba al baño un momento. No lo entiendo, Natalie me dijo que lo había escondido
   - Son demasiado listos – repliqué mientras cogía a Wendy y la sentaba en una silla para limpiarla – Han aprendido donde esconde las cosas mi madre.
   - Entonces debería cambiar el chocolate de sitio
   - No te confíes guardándolo en un sitio alto, son capaces de subirse a las encimeras o a lo que sea con tal de llegar. Lo mejor es dejar un envoltorio vacío por algún lugar y que crean que se ha acabado.
   - Son unos enanos muy espabilaos – sentó a Tom en la silla y cogió a Wendy de mis brazos – Parece mentira, tan rubitos y con esos coloretes.
   - Sí, el lobo con piel de cordero – reí. – Oye Jen, ¿de veras vas a trabajar aquí todo el verano? – intenté no sonar muy deseosa de que se fuera. Al fin y al cabo, quería intimidad, aunque estuvieran los gemelos. - Quiero decir, hace tiempo que has acabado las clases, ¿vas a desperdiciar un verano aquí? A mi madre le han dado vacaciones, dentro de tres días tiene un mes de descanso.
   - En realidad no lo considero trabajar, aunque los gemelos sean muy revoltosos me lo paso bien con ellos. Sí, mi tío me lo dijo, pero creo que vendré un par de veces por semana para ayudar y sacarme un dinerillo también. Así ahorro y no voy tan apurada para pagar la uni.
   - Guay, si quieres te ayudo en algo – propuse, en un intento de sonar aún más amigable.
   - Bueno, si puedes sacar la basura…ayer no me dio tiempo.
   - Claro, enseguida. – dije. Pensé que me iba a decir “no, tranquila, no hagas nada” pero parece que me había salido mal.

Cogí la bolsa de basura del cubo y salí a los contenedores comunes detrás de las casas, a los que se accedía por la puerta trasera, que en mi casa estaba en la cocina. Apenas había dado dos pasos cuando mi vecino salió cargado también de una bolsa de basura. Tendría mi edad, algo más, y al contrario que yo, vestía de calle. Le había visto alguna vez entrar a casa o cruzarme con él por el barrio, pero poco más. Al fin y al cabo vivía allí desde hacia tres semanas.
   - Buenos días – saludó.
   - Buenos días – dije con la cabeza gacha. No quería que nadie me viese demasiado tiempo de esa guisa. Menos mal que me había quitado mi pijama de Bob Esponja.
   - Seguramente el año que viene ganen por fin la liga. O eso espero – comentó.
   - ¿Eh?
 Él se limitó a señalar mi pantalón. Claro, que tonta, era fútbol.
   - Claro, yo también lo espero.  – respondí. No me salía nada más. No esperaba encontrarme con una conversación con mi guapo y joven vecino a esas horas de la mañana sacando la basura. Como él no decía nada más, abrí el cubo de basura y tiré la bolsa. Él todavía seguía con la suya en la mano. Quise irme, pero decidió que era momento de seguir  la conversación.
   - Bueno, ¿y qué te parece el barrio? – dijo enseñando sus perfectos dientes.
   - Está bastante bien, lo que pasa que yo antes vivía en el centro y no me acostumbro a estar alejada de todo y esas cosas…
   - Claro, además esto todavía está un poco solitario. La mayoría de las casas están todavía sin vender. Esperemos que tus padres consigan vender alguna más, y no sentirnos tan apartados de la civilización – comentó riendo.
   - ¿Cómo sabes que mis padres venden estas casas? – pregunté, quizás un poco bruscamente.
   - Bueno, mi padre es su jefe – abrí un poco los ojos sorprendida. Vaya, el hijo del jefe de mis padres – Mi padre me dijo que había vendido la casa al lado de la nuestra a unos trabajadores suyos. Tus padres son Natalie y David Cole, ¿no?
   - Sí, exacto. – afirmé.
   - ¿Y tú eres…?
Vale, qué idiota, debería haber dicho también mi nombre.
   - Lilian Cole. Bueno, solo Lily.
   - Fred Blake
   - Ah, claro, tu padre es el señor Blake – vi que el no decía nada y decidí intentar salir de allí - Em….creo que debería ir a ver como están mis hermanos…mi prima hace de canguro y…se le descontrolan un poco.
   - Claro, oye, una última cosa, ¿irás al instituto de la zona?
   - Oh, no, sigo en el mío de siempre. Me pilla algo lejos, pero quería mantener a mis amigos y esas cosas…
   - Lógico. Bueno, nos vemos. Encantado. – volvió a enseñar su maravillosa dentadura.
   - Igualmente – dije devolviendo la sonrisa.

Entrar en casa no fue mucho más agradable que quedarme allí hablando con Fred. Decidí escaparme de mi prima y mis hermanos y subí a mi habitación. Me conecté a MSN y a Facebook en busca de alguna de mis amigas, necesitaba que me rescataran de ese barrio solitario. Por suerte, encontré a Nadia. Conocía a Nadia desde el colegio, y se podría decir que era mi mejor amiga. Nadia era el patito feo constante. Tan pronto se preocupaba por su aspecto hasta el más mínimo detalle, como pasaba de todo. Y todo dependía de su humor. Aún así, nadie podía negar su perfecto pelo liso y rubio, sus labios perfectos y su piel lisa seguían siendo hechizantes aunque estuviera recién levantada y sin peinar. Abrí una conversación con ella.

_Lily_  Devolvedme mi vida dice:
Hola, Nai-Nai J

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Hola Lil-Lil

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Sabes que Lil-Lil no queda bien, pero Nai-Nai llevas siendo desde los 5 años, nena.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Mmm…vale, tienes razón. ¿Qué haces hoy?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
No lo sé. Si quedamos me cojo un bus para allá y damos una vuelta.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Sabes qué? Ni de coña. Monica y yo vamos a verte, que siempre vienes tú

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Nai, aquí no hay nada, está todo pelado, no hay sitios a donde ir ni nada qué hacer.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Que no, no te preocupes. Además, quiero ver tu nuevo caserón de ricachona.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Ay, no digas eso, no soy ninguna ricachona.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Cómo que no? Tííííía tu casa es enorme y tienes pisci

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Ah, o sea que a eso vienes…

[Nadia] Veeeeeranito dice:
No, lerda, te quiero decir que tienes una señora casa.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Tu casa también tiene pisci

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Sí, pero la mía la tengo vista desde siempre, y mi madre la tiene decorada horrorosa, ya sabes, la tuya es novedad, quiero meter las narices :D

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Muy lista eres tú me parece.

[Nadia] Veeeeranito dice:
Escucha, a las 4 y media la señorita Bell y yo apareceremos por allí.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Vaaale, escucha, el autobús os deja delante de Lovegood’s Park. Os espero allí.
[Nadia] Veeeeeranito dice:
Hecho.  Me voy ya, chata, ¡hasta la tarde! Besazos

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
¡Hasta luego, Nai-Nai! Te quieeeero.


Cerré el MSN pues Nadia era la única que tenía conectada y me centré en cotillear las novedades de mis amigos en Facebook. Busqué a Sam, intentando averiguar cuando se había conectado por última vez. La verdad es que necesitaba hablar con él. Sam tenía 17 años, uno más que yo, y al contrario que el 99% de los chicos que conocía, era un buenazo que sabía mirar en el interior de las chicas, no en el interior de su ropa. Nadia decía que era tonto o gay, porque nunca había tenido nada con ninguna chica ni le corría prisa tenerlo al parecer. Pero Sam siempre decía que tenía el nombre de una princesa grabado a fuego en el corazón, y que algún día nos dejaría verlo. Así conseguía dejarnos a todos con la boca abierta con su respuesta y a Nadia protestando y diciendo que eso era una excusa barata para justificar que no sabía ligar.
Cuando mamá y yo vivíamos en el centro y papá se marchó, ella me dejó al cuidado de la madre de Sam, que era nuestra vecina, y yo siempre jugaba con él. Además estábamos en el mismo instituto, pero apenas nos veíamos. Sam iba un curso por delante y tan sólo podíamos saludarnos en los pasillos de vez en cuando. Pero por las tardes íbamos a su casa o a la mía, al parque, a dar una vuelta, y Sam dejaba de ser un conocido en el instituto para volver a ser mi mejor amigo.

No tenía comentarios nuevos, ni fotos, ni absolutamente nada. No había tenido noticias de él hoy, y eso era raro. Pensé asustada si mi mudanza podía alejarnos y debilitar nuestra amistad.

Me sobresalté cuando el sonido del móvil me sacó de mis pensamientos. Abrí sin ni siquiera mirar el nombre de quién me llamaba, ya lo sabía.
   - ¿Sí, mamá?
   - Hola, cariño, por favor, pídele a Jen antes de que se vaya que se quede un ratito más.
   - No venís a comer, ¿no? Como siempre. – resoplé exagerando mi decepción, pero yo ya tenía un plan.
   -  Blake ha pedido a tu padre que se quede también esta tarde, creémos que está comprobando si es apto para un ascenso.
   - Guay, ¿y tú?
   - Tengo una reunión. Por favor, cuida a los niños un rato y que Jen os haga la comida, ¿vale?
   - Claro mamá. Adiós.
    - Hasta luego, cielo.


Bajé rápidamente por las escaleras de caracol y encontré a Jen y a los gemelos mirando Disney Chanel embobados. Los tres.
   - Oye Jen – la llamé acercándome al sofá – Me acaba de llamar mi madre, dice que si puedes quedarte cuidando a los niños también hoy por la tarde e ir al parque con ellos a comer y a pasar el día. Pero al de aquí no, el que está a dos manzanas, aquí apenas hay niños. Es que como ayer tampoco salieron se ponen muy nerviosos.
   - Oh, pues…bueno, vale. ¿Qué les hago de comida?
   - Nada, llévales unos potitos y listo.
   - ¿Y tú?
   - No te preocupes, pido una pizza, estaré bien – respondí poniendo la mayor cara de responsable que pude.
- Como quieras, en media hora salgo con los niños.
- Suerte.

Subí de nuevo a mi habitación y me cambié de nuevo. Me puse unos vaqueros cortos descoloridos, una camiseta amarilla de tirantes y unas sandalias blancas.Preparé un bikini rosa y negro y unas cuantas toallas. Sabía que Nadia y Monica vendrían a aprovecharse un poquito de la piscina, y yo todavía no la había estrenado.
Miré mi reflejo en el espejo. Ahí estaba yo. Un par de centímetros por debajo de la altura media, delgada, con el pelo liso y rubio platino hasta la cintura, esta vez recogido en una coleta, y el flequillo recto recogido hacia atrás. Miré mis ojos de búho, grandes, de un verde tan claro que parecía un gato.  Mis labios finos dibujaron una mueca. Parecía que estuviera poseída con esos ojos.

Cuarenta minutos más tarde,  mi enorme pizza y un repartidor menudo que estaba detrás de ella llamaron al timbre. Pagué y le di las gracias, pero cuando me disponía a volver a entrar en casa alguien había aparecido en mi jardín.
   - Hola Lily – dijo la voz.
   - Fred – saludé con la cabeza
   - ¿Vas a comerte esa pizza entera tú sola? – preguntó señalando la caja de la pizza.
   - Tengo un agujero negro en el estómago que se traga todo lo que le echen
   - Bah, sigo sin creerme que te puedas tragar tú sola esa enorme pizza. ¿Qué tal si comemos juntos y me lo enseñas?
    - ¿Qué morro, no? – solté. Tenía que aprender a pensar antes de hablar. Por suerte Fred se lo tomó a broma y se rió.
    - Entonces, ¿sí o no? – preguntó expectante.
    - Claro, entra – estaba claro que cualquier excusa para que no entrara habría sonado demasiado falsa - Te mostraré como soy capaz de comerme una pizza grande entera y tendrás que callarte.
    - Perfecto, gracias – dijo sonriendo – En mi casa había pescado, y no me va mucho.
Sonreí con cordialidad y entramos a casa, pizza en mano. Sí, el chico parecía majo, y era guapo, pero cosas así por sorpresa no me hacían ninguna gracia. Y menos gracia me habría hecho si supiera lo que iba a pasar esa tarde. 

8 comentarios:

  1. Sareision, ¿sabes que me encanta? *___*
    Y Sam... ¡Es una monada! ^^ Aunque ya sabes quién es mi debilidad... e_e
    ¡Sigue así, monina! :D

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  2. WOWWWWWWWWWW, me encanta. Y encima una de las chicas de la historia se llama como yo, y su mote "Nai, Nai" también me lo dicen a mi :O
    Un beso enorme, y aquí tienes a una seguidora.
    PD: A ver si leemos un poco más de esta encantadora historia pronto. ^^

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  3. ¡¡Es genial!! Espero el próximo xD Soy Mi vida en Manhattan en tuenti, ya se me olvidaba decírtelo xD
    Cuando subas el róximo, avisa
    ¡Un besito!

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  4. Eeey me encanta tu blog:) Yo tambien tengo uno (http://laluzentuoscuridad.blogspot.com/), me encantaria que le echaras un vistazo;) espero que te guste tanto como a mi el tuyo:)
    Si no te importa te pondre entre mis recomendaciones;)
    Un Beso

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  5. Muchísimas gracias a todo el mundo por pasarse por aquí :)
    Carla: Sí, Sam es una monada, y el que piensas tú también jajaja Me alegro de que te encante ^.^
    Naddia Mendez: Jajaja ¡menuda casualidad! Yo no conozco a nadie que se llame Nadia, así que para el diminutivo tuve que tirar de imaginación, pero ya veo que existe! Me alegra que te guste, gracias por leer :D ¡Un beso!
    María: ¡Muchas gracias! Yo ya estoy leyendo tu blog, está super bien y me gusta mucho! ¡Un beso!
    Sam:): Me pasaré por el tuyo :) Gracias por leer y sobre todo por ponerme en recomendaciones, ¡no me lo esperaba! Muchísimas gracias! ¡Un beso!

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  6. Holaaaaaaaaaaa :) Bueno, me estoy aficionando a esto de comentar en las historias que leo :) ahahah me encanta tu historia, es preciosa! Y Fred también me gusta mucho :D ahhaahah Tengo la impresión de que pronto va a pasar algo importante en la historia, no se, un palpito :)
    Bueno pues eso que me encanta! :)
    Un beso y espero el segundo capi
    Fdo: El carrusel de las fantasías

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  7. me encantaa!!!! enserio esta super bien no dudes en avisar cuando subas el siguiente
    soy Charlotte Bennet en tuenti y mi blog es http://laluzdemioscuridad.blogspot.com/ pasate cuando puedas a ver que te parece :) un beso!!

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  8. :O estoy totalmente hechizada con esta historia ;D jajajja adoro a los gemelos ;D y Fred me parece muy sospechoso :o y la ultima frase me ha dejado sin palabras T_T ¿que pasaria esa tarde ? jajajaja publica pronto que me tienes comiendome las uñas ;D besos

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