martes, 20 de septiembre de 2011

Capítulo 4: Tres días.

Te necesitamos. Ven. Ayúdanos. Ven a nosotros. Corre. No dejes que sea tarde.Ven. Ven.¡VEN!


Sacudí la cabeza. “¿Pero qué mierdas te pasa, Lily?” me pregunté. Estaba parada delante de la puerta de los Blake. Había tocado el timbre. Y miles de voces se habían abalanzado sobre mí, gritaban en mi cabeza. Estaba loca. Esa mañana me había despertado por los mismos gritos. Pensé que habían sido fruto de un sueño, pero ahora volvían.

Seguí uno de los muchos consejos que Sam me había dado por la noche, aunque yo ya tenía pensado hacer. Hablar con Fred, aclarar las cosas y olvidarme de su existencia. Sonaba muy fácil. Hasta que el muy estúpido me abrió la puerta sólo con los pantalones del pijama.
    - Hola – saludé seria.
    - Huy, hola, Lily. Perdón por recibirte así – dijo sonriendo pícaro.
Me invitó a pasar y nos sentamos en el salón. Igual que el día anterior en el mío.
    - ¿Recibes así a todo el mundo?
    - En realidad no.
Pasé de él.
    - ¿Así que Nadia, eh?
    - Ooohh…eso…- se pasó la mano por el pelo. El pelo despeinado que le hacía tan guapo - ¿Estás molesta?
    - No. Sí. ¿Tú de que vas?
    - ¿Pero somos algo? ¿Por qué te molesta?
    - Puede que tú veas normal liarte con una chica que acabas de conocer y luego con su amiga, pero yo no lo veo así – repetí las palabras que le había dicho a Nadia la noche anterior.
    - ¡Me tratabas como si fuera una mierda! Eras tú la que me ponía mala cara a todo, ¡pensé que no te interesaba!
    - ¿Y por eso te besé?
    - Yo también participe en el beso, ¿eh? Y en todos los de aquella tarde. ¿Por qué los tuyos eran sinceros y los míos no?
    - No me líes – respondí. Me estaba poniendo de los nervios - ¿Qué quieres de mí?
    - Me gustabas.
    - ¿Ya no? – pregunté. Quizás se me notó dolida. Lo estaba.
    - No sabía que eras así
    - ¡No sabías cómo era y punto, nos acabábamos de conocer!
    - ¿Crees que no me conoces? ¡Ese es el problema, no tenías ni puta idea de quién era yo! ¿Cómo podéis las tías jugar así? Me dejo engañar – gritó furioso
Me quedé descolocada. No tenía ni idea de qué estaba diciendo. Está claro que yo le acababa de conocer.
    - Mi padre lleva siendo el jefe de tu madre desde siempre. Y yo siendo su hijo. De pequeños jugábamos juntos de vez en cuando. Estaba por ti. Y hace sólo tres años cenamos juntos en el aniversario de la empresa. Pero tú no te acuerdas de nada. Esperaba que te acordaras de mí cuando me vieras, pero no fue así. Y decidí actuar como si nunca me hubieras conocido.
    - Pues eso de estar por mí se te ha pasado, al parecer – dije dolida. Me había dolido lo que había dicho. Pero porque era verdad. Le recordé de pronto, ahora sabía cómo se llamaba ese chico que ocupaba un par de recuerdos. Pero no se parecía en nada a cómo era ahora, no lo podría haber reconocido.
    - Sólo quería saber si te enfadarías si te daba celos.
    -Gran plan. Sabes que no me acordaba de ti y me das celos el primer día
    - Después de que nosotros…
Nos quedamos en silencio. Yo ya no sabía que decir. Estaba bloqueada, como con Sam. Podría haber preguntado muchas cosas pero me callé. Y sin querer, empecé a llorar.
    - No llores – me respondió serio. – Me dan ganas de abrazarte.
    - Eres un estúpido. No me conoces. Puedo haber cambiado.
    - Pero no lo has hecho.
Y ocurrió. Me besó. Como algo natural, como se besan las parejas que llevan mucho tiempo juntos.

¡¡VEN!! ¡¡VEN!! ¡¡PUEDE SER TARDE!! ¡¡EL TIEMPO ES ORO!!

Las voces me azotaron de nuevo. El tiempo era oro, y yo le había perdido como si ese oro fuera líquido y se me escapara entre los dedos. El tiempo con Fred dejaba de existir. Por eso fui mucho más consciente de los minutos pasados cuando se separó de mí.
    - Mi madre llegará de comprar – dijo – No sería agradable que nos pillaran.
Sonreí. Aunque pareciera increíble sonreí.  Entonces recordé que no había ido allí a eso. Que no debía haberle besado. Pero me dolió más pensar que me tenía que separar de él. ¿Cómo puedes colgarte tanto de una persona en tan poco tiempo? No podía entender nada de lo que ocurría en mi interior.
    - ¿Y tu madre no te dice que te quites el pijama a las cinco de la tarde?
    - No, a mi madre le da igual eso – respondió.
    - Será mejor que me vaya…- dije tristemente – No quiero meterte en líos…
Me levanté y fui hacia la puerta.
    - Lily…- me llamó.
Me giré y me encontré con él. Se acercó y me besó. Otro beso de los suyos. De los que hacían desaparecer el tiempo. No sé el tiempo que pasó, pero nos tuvimos que despedir.

Salí a la calle. Las preciosas casas de mi alrededor, Lovegood’s Park, el cielo sin nubes, todo me parecía feo y a la vez hermoso. Todo parecía más bonito ahora. Pero todo era más feo sin él.


Llegué a casa sin saber qué hacía. Me puse cómoda, encendí el ordenador. Miraba pero no veía. Mis pensamientos estaban lejos de mi casa. Pero Nadia estaba conectada. Debía contarlo.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Eres tonta. Eres tonta, Lily. La has cagado. ¿Por qué lo has hecho? ¿Darte celos? Eso es super raro.

_Lily_ Qué hacer, qué decidir, qué vivir dice:
Lo sé. ¿Y qué hago?

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Qué te aconsejó Sam?


_Lily_ Qué hacer, qué decidir, qué vivir dice:
Que me alejara. Y que no me enamorara. ¿Desde cuando haces caso a Sam?

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Es un seto, pero tiene razón.

Un horrible pensamiento se me cruzó por la mente. ¿Por qué Nadia insistía tanto? Estaría celosa. Fred se había liado con ella sólo por darme celos.

_Lily_ Qué hacer, qué decidir, qué vivir dice:
¿Estás celosa?

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Vete a la mierda, Lily

_Lily_ Qué hacer, qué decidir, qué vivir dice:
¿Qué coños te pasa? Fred se ha explicado.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Y tú te lo crees? ¡DESPIERTA, LILY! ¿Y yo qué? Me ha utilizado, como si fuera un objeto. Y a ti también. Y tú pasas de hacernos caso a mí o a Sam para morrearte con un gilipollas que conoces desde hace dos días.

_Lily_ Qué hacer, qué decidir, qué vivir dice:
No quiero discutir contigo.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
No quieres ver la verdad.

_Lily_ Qué hacer, qué decidir, qué vivir dice:
Estoy harta. Dejadme hacer por una vez en toda mi vida lo que me de la gana.

Apagué el ordenador. Estaba furiosa. Le pegué una patada a la silla. La moqueta amortiguó el golpe. Grité mordiendo la almohada para que el ruido no saliera de allí. Tenía ganas de romper cosas, de gritarle a alguien. Pero fue alguien quien me gritó a mí. Las voces se oyeron fuertes en mi cabeza.

TRES DÍAS

Capítulo 3: Consejos

Volví a leer. Una y otra vez.  No, mis ojos no me engañaban. Es increíble como se puede pasar de la felicidad a la tristeza y la confusión en tal sólo un instante. Había sido una tonta. Había confiado en un chico que acababa de conocer, me había hecho ilusiones, había permitido que jugara conmigo. Nadia insisitó al ver que yo no respondía. También había jugado con ella, o eso supuse. Me imaginé a Fred chuleando con sus amigos, había conseguido a dos chicas en un solo día. Las lágrimas brotaron de mis ojos sin que pudiera hacer nada para detenerlas.  Debía responder a Nadia, pero ahora no tenía ganas. “Ahora vengo”, la dije sin más. Mis músculos se negaban a moverse y permanecí llorando en silencio.
El reloj digital de mi mesilla dio las doce, y pocos minutos después, mi padre entraba en casa.
    - ¿Lily? – dijo desde abajo, no muy fuerte para no despertar a los gemelos.
    - Hola – respondí lo más neutral que pude
    - Siento llegar tan tarde – siguió diciendo mientras subía por las escaleras – No veas la de trabajo que me ha dado el jefe. Ya no sé si me quiere ascender o sólo hacerme la puñeta. ¿Y tu madre?
    - Aún no ha llegado – dije enjugándome las lágrimas antes de que llegara.
Demasiado tarde, tenía los ojos rojos  y él me vio.
    - Lily, ¿estás bien – dijo David.
    - Sí, no te preocupes
    - No lo parece. ¿Estás llorando?
    - No, creo…que he cogido un resfriado o algo – respondí rápidamente
    - Sé que es difícil confiar en los padres y contarles las cosas, y si además es un padrastro más…pero que sepas que puedes contarme lo que quiera. Yo también he sido adolescente.
“Seguro que no eras tan tonto de liarte con cualquiera, rayarte y que se líe con tu mejor amiga” pensé. Claro que no. No había nadie tan tonto.
    - En serio, sólo es una tontada que me ha pasado con las chicas…lo solucionaremos.
    - Vale. Te dejo tranquila – respondió. Puede que se lo hubiera creído o puede que no. En ese momento no me importaba. - ¿Entonces tu madre no ha llamado ni nada?
    - No, nada. Sólo para avisar de que llegaba tarde y tú tenías una reunión, nada más.
    - Esto es muy raro – dijo saliendo de la habitación.

Volví la cara al ordenador. Nadia se impacientaba y me mandaba zumbidos.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¡LILY! ¿QUIERES VOLVER? ¿SABES LO SÚPER FUERTE QUE ES ESTO?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Sí. La que no lo sabe eres tú

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Qué? ¿Qué dices?

Decidí soltarlo de un golpe. No sabía cómo decirlo de otra forma, la verdad.



_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Esta tarde, tu nuevo ligue se ha liado conmigo. De ahí que estuviera en mi casa, Nadia. Ha venido, ha comido conmigo y después me ha empezado a besar. Horas. Y ahora esto.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Es broma. Sí, es broma.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
No. Es todo verdad.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Y por qué no me lo has contado? ¿Es que estás loca? ¿Tú sabes cómo se ha portado él? Oye Lily, sólo ha sido un momento…diez minutos quizás, mientras venía el autobús. Yo no sabía nada. Yo no espero nada de él.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
No importa. Soy tonta, ¿me crees capaz de enrollarme con un tío que acabo de conocer? Esto estaba cantado.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Y yo sí soy capaz de enrollarme con un tío que acabo de conocer, no?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Lo has hecho

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Y tú

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Oye, para. Tú te has liado con montones de chicos, sabes que yo no soy así.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Lo dices como si fuera malo. ¿Qué harás ahora? ¿Qué sientes por él?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
No sé.  Me gusta…

Al momento de escribirlo me arrepentí.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Me gustaba. Nadia, ¿qué hacemos?

[Nadia] Veeeeeranito dice:
No sé. Tú lo que has conocido primero, es para ti.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Eso es absurdo. ¿A ti te gusta?

[Nadia] Veeeeeranito dice:
No sé. Es mono…y parecía majo. Pero ahora no sé que pensar.


Oí como la puerta de casa se abría. Esperaba que mi madre no subiese.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Hay que apechugar. Mañana hablaré con él.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Seguro que quieres hacer eso?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Sí. Yo no voy a dejar las cosas así. Puede que para él sea normal liarse con dos tías en un día, y además que son amigas. Pero para mí no.

Alguien se había conectado y me hablaba. Era Sam. Por fin tenía noticias de él. Debía haberle llamado, no había hablado con él en todo el día, y me supo mal.

--Sam--The child is grown, the dream is gone dice:
Hola, hola

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Hola, Sam

--Sam--The child is grown, the dream is gone dice:
Oy, oy, oy, que seco ese saludo. ¿Qué te pasa?

Dudé si contárselo. Era Sam, mi Sam. Debía hacerlo, él siempre tenía algún sabio consejo. Y si no, se inventaba un amasijo de palabras complicadas de las que no sacaba conclusiones.


_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Demasiadas cosas.

--Sam-- The child is grown, the dream is gone dice:
¿Quieres hablar?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Sí…es largo, pero te lo voy a contar.

--Sam—The child is grown, the dream is gone dice:
Vale, tengo la noche libre, ¿y tú?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
¿Qué?

--Sam--  The child is grown, the dream is gone dice:
Claro. Estás mal, ¿no? No te puedo ayudar detrás de la pantalla del ordenador

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Sam, son las doce.

--Sam—The child is grown, the dream is gone dice:
Bueno, ¿y qué? Lily está mal, debo hacerlo J

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
¿Y cómo salgo de mi casa? ¿Qué excusa pongo? Es martes.

--Sam-- The child is grown, the dream is gone dice:
Sí, pero es verano. Va, que me estoy quedando helado en el parque este.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
¿Qué?

--Sam-- Te child is grown, the dream is gone dice:
Pues eso. Lovegood’s Park, ¿no? Estoy aquí. No te he visto en días, y hoy no he hablado contigo, perdóname por ser un amigo que te echa de menos.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Ahora salgo, estúpido. No me puedo creer que hayas venido a estas horas.


Me despedí corriendo de Nadia diciéndola que estaba muy cansada. Nos habíamos quedado calladas, yo por hablar con Sam, y ella supongo que pensando en lo ocurrido. Cogí una chaqueta y bajé al primer piso. Mamá y David cenaban en silencio, notaba cierta tensión en el ambiente. No se habían acordado de mí, o habían supuesto que ya había cenado.
    - Ehh…yo…- empecé – tengo que salir un momento.
    - ¿A qué? – me preguntó mamá
    - Nadia se ha dejado unas cosas de la piscina en casa. Ha venido y se lo voy a dar – dije rápido, y me escabullí de allí cuanto antes.

Lovegood’s Park estaba justo al lado si sabías ir. Sólo había que girar dos veces a la derecha después de la casa de Fred. Pero Mónica y Nadia se habían paseado antes por todas las casas antes de llegar a la mía. La casa de Fred…miré y vi varias luces encendidas. Sin querer reduje el paso al pasar a su lado. Había gente en el salón. Oí un grito de su padre, que discutía con alguien. Todo el mundo discutía hoy, a todo el mundo le pasaban cosas malas. No era un buen día.

Lovegood’s Park tenía una preciosa zona verde, con bancos y mesas para ir a comer. Pero aquel chico larguirucho me esperaba sentado en uno de los columpios, con el flequillo castaño claro sobre la frente, como siempre. Me senté en el otro columpio.
    - ¿Cómo has venido? – pregunté
    - Me ha traído Zack
    - ¿Tu hermano te ha traído aquí? ¿Por qué?
    - Su novia vive dos barrios mas allá. Y sí, va a ver a su novia a las 12 de la noche, sus padres no están. Ahórrate los comentarios, todos pensamos lo mismo. Está claro que van a jugar al Monopoly.
    - ¿Pero por qué te ha traído a ti? – pregunté después de reír un rato.
    - Le dije que venía a ver a una amiga que hacía tiempo que no veía. A él le da igual, simplemente me tocó un poco las narices, y eso puedo aguantarlo…Oye, Lily, no quiero ser pesado, pero ¿qué te pasa?
    - ¿Ves esa casa? – dije señalando con la cabeza el caserón de Fred – Todo es culpa del que hay ahí dentro.
Me desahogué. Le conté todo a Sam. Cómo  había comido con Fred, lo que pasó después y lo de Nadia. Escuchó todo con atención. No sabía qué iba a responder. Seguramente me diría que era tonta, y que yo no era así, que estaba cambiada.
     - No te enamores – dijo Sam.
No era eso lo que me esperaba. Pero era un buen consejo. Podría haberle preguntado por qué, por qué él sabía que no debía enamorar de Fred, por qué no decía nada más. Pero no dije nada. Él me abrazó.
Fred Blake nos observó desde casa.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Premios

¡Buenaaas! Esta vez no publico un nuevo capítulo, sino que, pese a haber subido solo dos capítulos, me han dado un premio, que por cierto, me ha hecho muchísima ilusión.


Las reglas de este premio son:
1_ Anunciar el premio en una entrada.
2_Agradecer a quien te ha premiado poniendo el link de su blog.
3_ Compartir una de tus frases favoritas.
4_ Premiar a 10 blogs.
5_ Avisar a los premiados.



Primero, muchísimas gracias a La luz de mi oscuridad, o Charlotte Bennet, por darme este premio. Aquí tenéis su blog:
http://laluzdemioscuridad.blogspot.com/
Os recomiendo leerlo, es una historia fantásticamente escrita, transmite mucho y engancha desde el primer momento.

Yo de frases no sé mucho, ni me acuerdo de grandes frases históricas de personas importantes, así que tendré que tirar de la letra de mi canción favorita, "The heart never lies" de McFly:
But we are the lovers, if you don't believe me, then just looking to my eyes, cause the heart never lies.
( Somos los amantes, si no me crees, sólo mírame a los ojos, porque el corazón nunca miente )

Pues bueno, estos son los blogs que voy a premiar. No conozco demasiados, pero no voy a dar premios al tuntún, sólo a los que me gusten de verdad. Ahí va:

http://besosprohibidos-carla329.blogspot.com/
http://cronicasdethaishat-carla329.blogspot.com/
http://laluzdemioscuridad.blogspot.com/
http://www.mividaenmanhattan.blogspot.com/
http://atraccion-carla329.blogspot.com/
http://tryingtosmile-carla329.blogspot.com/

Sé que son pocos, lo siento, pero ya he dicho que no conozco demasiados, y no me quiero poner a premiar a lo tonto sin que de verdad se lo merezcan. Espero conocer más blogs a los que premiar más adelante :)

Un beso, y gracias a todos por leer y por estos maravillosos blogs.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Capítulo 2: Cosas que contar

Allí estaba yo. Con una pizza que pensaba disfrutar yo sola y mi vecino gorrón metido en casa. Desde luego mi plan para comer sola y agusto no había salido muy bien.  Esperé que Fred se ofreciera a ayudarme a poner la mesa, pero se sentó  y esperó a que yo lo hiciera todo.
    - Pues tienes una casa muy bonita – comentó mientras ponía los platos.
    - Gracias – respondí sin más.
    - Parece mentira que hayáis traído tantas cosas y las hayáis colocado en tan poco tiempo, ¿no? – siguió hablando
    - Bueno,  Dav…mi padre – debía dar una imagen de hijastra buena y agradable con su padre, y llamandole por su nombre de pila, como muchas veces hacía, no conseguiría nada – quiso colocar todo enseguida, dice que vivir en una casa sin amueblar y sin nuestras cosas personales es no tener hogar.
    - Pues yo creo que tiene razón. – dijo sin más, y esperó unos segundos para seguir – Lily, ¿puedo preguntarte algo?
    - Claro – dije, aunque con miedo, encima de gorrón, metomentodo.
    -  ¿Cómo es que te apellidas como tu padrastro? ¿No tienes el apellido de tu padre biológico?
    - Mi madre me ofreció cambiarme el apellido. Si no lo hubiera hecho, sería la única de la familia que no se apellidara Cole. Además no tengo mucho aprecio a mi verdadero padre. Nos abandonó cuando yo era muy pequeña. No le he vuelto a ver, y no ha hecho intento de comunicarse conmigo, y aunque mi madre le mandó una carta para comunicarle que yo me quería cambiar el apellido, él simplemente respondió que le parecía bien y pasó del tema.
    - Vaya. Es una pena que las cosas con tu  padre estén así. Pero al menos tienes a tu padrastro.
Asentí y seguí comiendo antes de que ese aprovechado me robara toda la pizza. Eran las dos y media y faltaban solo dos horas para que llegaran las chicas.

Cuando acabamos, Fred siguió en su moda de pasar de ayudar, así que le dije que podía ir al salón mientras yo recogía. Mejor eso que un tío mirando como hacía todo el trabajo.  Fui al salón y me le encontré mirando la caja de un juego de zombies de la Play.
    - ¿Sabes jugar? – me preguntó
    - Claro, si no no estaría ahí
    - ¿Una chica matando zombies?
    - No, ¿sabes? Es de mi hermano Tom, que tiene 18 meses y sólo sabe decir mamá, papá y caca  – respondí irónica y él soltó una carcajada.

Me senté en el sofá. Qué situación más surrealista. Y lo fue más cuando Fred se sentó a mi lado, y por primera vez, le toqué. Fue extraño. Aunque sabía que la situación era lo de más rara, no me sentía incómoda con Fred. Conectamos desde el principio. Ahora le tenía al lado, con su brazo y su pierna derecha pegados a mí. Me atreví a mirarle. Sí, parecía un chico majo. El pelo rubio perfectamente peinado de forma despeinada quedaba genial con su cara, todavía con restos de la niñez y la sonrisa traviesa. Por un momento recordé a Sam. Él también tenía ese pelo rubio y esa cara de niño.
    - Lily…- empezó Fred
    - ¿Sí?
    - Gracias por haberme invitado. – error, se había invitado él solo.
    - De nada. Así no como sola
    - Me alegra que alguien de mi edad haya venido a vivir al barrio. Y más si es una chica tan guapa y tan maja.
    - Hala, pelota.
    - No soy pelota.
    - Yo también me alegro de haberte conocido – dije después de unos segundos.
Mientras hablábamos notaba como él me miraba, y yo sólo conseguía mirar al frente. Sí. Definitivamente, la tele era gris. Por si acaso, y para asegurarme, seguí mirándola. ¿Qué interes tenía mirar a Fred? Era un chaval que acababa de conocer, muy majo y que se alegraba de conocerme. Y yo a él. Punto. Pero a Fred no le parecía tan sencillo, y cuando volvió a hablar, noté su voz más cerca.
    - No todos los días se puede estar a solas con una chica así. – susurró a mi lado. Sonreí como respuesta, y le miré, solo un segundo. Bastó. Así, de pronto, como un parpadeo, los labios de Fred Blake estaban contra los míos, y mi mente hacía todo tipo de conjeturas e hipótesis a la vez que se volvía loca con el beso de aquel chico. ¿Qué estaba pasando? Yo no era así. Yo no me lanzaba al cuello del primero que pasaba, ni mucho menos dejaba que lo hicieran conmigo. Pero quizás, no era tan malo hacer eso. Quizás es que yo estaba anticuada y leía demasiados libros romanticones.

No era tan malo, me repetía. La casa estaba vacía y un vecino había venido a comer. Era el hijo del jefe de mis padres, venía de buena familia. Era agradable, simpático, guapo, y habíamos conectado. Ningún problema.

Tanto pensar y no me daba cuenta de lo que hacía. Fred seguía besándome y yo allí con mi pensamientos de abuela.

Pensé que no besaba mal. ¿Y si tenía “demasiada” práctica? Me recordé que no debía pensar en esos momentos, ¿por qué me empeñaba en estropear las cosas?

Pero tan rápido como llegó, se fue. Fred se separó de mí y me miró con deseo. No moví ni un músculo.
    - ¿No vas a abrirlas?- preguntó
¿Qué? ¿Cómo? ¿Abrir el qué? Pero sería guarro el tío.
    - La puerta, Lily – siguió ante mi cara de asombro – Han llamado al timbre, ¿no lo has oído?
    - ¿Eh? Sí, claro, voy
Me levanté del sofá con las piernas temblando y volví al mundo real. No había oído el timbre, pero ahora oía las voces nerviosas de dos chicas al otro lado de la puerta. Por eso Fred me había preguntado que si iba a abrirlas. Nadia y Monica. Abrí aún con cara de tonta.
    - Eh, niña, ¿tú qué? – fue el saludo de Nadia – Te estábamos esperando en el parque, lerda.
    - Oh…vaya, lo siento mucho – me disculpé. ¿Tanto tiempo había pasado con Fred? – He estado…liada. ¿Cómo habéis llegado?
    - Leyendo los buzones de todo el vecindario – respondió Nadia
    - Bueno, los que hay, la mayoría de las casas están vacías – añadió Monica.
Me acerqué a ellas y cerré un poco la puerta a mi espalda.
    - Chicas, tengo un…pequeño problema – susurré
    - ¿Un problema? ¿Qué pasa? – vociferó Nadia. Ella siempre tan cuidadosa.
La puerta se abrió y apareció Fred sonriente.
    - El problema soy yo. He venido a molestar a Lily un ratillo. Encantado, me llamo Fred, soy el vecino de Lily. – dio dos besos a cada una – Lily, me podías haber dicho que venían tus amigas y me iba, mujer.
    - ¡Pero si no pasa naaaaadaaaa! – gritó Nadia - ¿Se puede quedar, no Lily? Sí, venga, te puedes quedar. 
No tenía una persona como amiga, tenía un megáfono hiperactivo. Lo que necesitaba ahora era contarles lo que había pasado, opinar qué debía hacer, no tener toda la tarde a Fred pegado a nosotras. O sólo con él, o sólo con ellas, las dos cosas me parecían incompatibles. Encontré una pequeña salida.
    - Vale, quédate. ¿Qué tal si coges un bañador de tu casa? Podemos ir a la piscina – comenté. Podía contarles un poco resumido lo que había pasado mientras él iba y volvía.

Fred se largó con su sonrisita perfecta y los ojos marrones brillando de triunfo, y Nadia volvió a activar su hiperactividad.
    - Lily, ¿dónde está el baño? Voy a cambiarme y a ponerme el bikini antes de que venga este bombón. ¿Todos los chicos así viven en las afueras? Me voy a vivir al campo, chica.
    - Nadia, calla. Ha pasado algo. Os lo tengo que contar. Fred ha venido a comer a mi casa…
    - Anda que no aprovechas tú ni nada al George Clooney del barrio.
    - Nadia, ¿tú vives a base de cafeína? – comentó Monica. Era increíble como esas dos chicas se podían llevar tan bien. Monica era bastante tranquila, tímida, y prefería escuchar a hablar.
    - Pero ¿qué os pasa con que me calle? Si soy la que os da alegría, muermos. Me voy a cambiar, ¿el baño? – volvió a preguntar Nadia
    - Por favor, escuchadme.  – insistí
    - Lily, luego nos cuentas, prefiero cambiarme ahora que hacer esperar a Fred.
    - Ah, ¿y a mí puedes hacerme esperar? – dije rindiéndome.

Fred, ya en bañador apareció pronto por la puerta.
    - Voooolví – anunció. Desde luego, él y Nadia ponían la cabeza como un bombo a cualquiera. Claro que en la mía seguía bombeando sangre con fuerza después de pasar tanto tiempo con él. Casi parecía un sueño. – Bueno, ¿y tú cómo te llamas? – preguntó a Monica
    - Soy Monica
    - Vaya, todas las chicas que conozco últimamente son muy monas.
Monica se sonrojó. Que yo supiera, no había tenido nada importante con ningún chico. En realidad, no había tenido absolutamente nada con ningún chico. Pero como decía Fred, era mona. Pero tímida. Estúpido Fred. ¿Tenía que ser perfecto con todo el mundo?

Salimos al patio trasero y colocamos nuestras cosas al lado de la piscina. Nadia y Fred se retaban a tirarse a bomba, Monica se reía a lo lejos metiéndose poco a poco en el agua y yo miraba cabreada desde una esquina con la cabeza medio metida en el agua. Estaba siendo un día realmente raro.
    - Eh, tú – me chilló Nadia - ¿Vas a seguir con esa pose de cocodrilo de Peter Pan o te vienes a socializarte un rato?
    - Voooy voooy. No quería que me mojárais. – respondí de mala gana.

Al poco tiempo, el encanto natural de Fred hizo que me sumara a la fiesta. Pasamos la tarde tirándonos unos a otros a la piscina, haciéndonos ahogadillas y bromeando. Incluso Monica habló más de lo normal. En mi interior seguía esa espinita de preocupación por lo pasado con Fred. Tenía que aclarar las cosas con él, ¿qué pretendía? Yo no era una de esas que van de flor en flor. Pero en ese momento, por segunda vez ese día, decidí dejar mi preocupación de lado.

Quizás no había sido tan mala suerte que Fred se hubiera quedado a comer. Es más, estaba bastante agradecida de que lo hubiera hecho.

A las nueve el padre de Monica pasó a buscarla. Pasarían unos días en el pueblo de sus abuelos. Nadia poco después decidió irse también para coger el bus de las nueve y media, y Fred la acompañó a la parada. Me quedé sola. Fred se había ido y noté la casa demasiado grande para mí. Mi propio cuerpo y mi mente me venían grandes.
A las diez en punto Jen trajo a los gemelos, ya dormidos en el carrito. Les acostó y se fue, después de convencerla de que mis padres estaban a punto de llegar. Pero llegaron las once y media y a mi casa no venía nadie. Los dos comunicaban. Seguía sola, y no había nadie en MSN. ¿Dónde se había metido Nadia? Necesitaba hablar con ella. Por fin, a las doce menos cuarto, se conectó.

[Nadia] ¿Hola? ¿Me está pasando a mí? dice:
¡¡¡¡¡LILIAN COLE!!!!!

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Deja el café y la Coca-Cola, por Dios.

[Nadia] ¿Hola? ¿Me está pasando a mí? dice:
Si te hubiera pasado lo que a mí también chillarías

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
¿Qué pasa? Oye, yo te tenía que contar una cosa antes y has pasado de mí.

[Nadia] ¿Hola? ¿Me está pasando a mí? dice:
Lil, adoro tu urbanización fantasma.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Nai, tranquila. Va, cuéntame, ¿qué ha pasado?

[Nadia] ¿Hola? ¿Me está pasando a mí? dice:
Me he enrollado con Fred.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 1: Fred Blake

La noche era estrellada, no había ni una sola nube. Era una preciosa noche de verano, concretamente a principios de julio. Me desperté sobresaltada y miré a mi alrededor incorporándome, tratando de descubrir donde me encontraba.La poca luz que entraba por la ventana me permitió ver las siluetas del escritorio, las múltiples estanterías y el armario empotrado a mi izquierda. Aquella era mi nueva habitación. Resoplé y me dejé caer en la cama agotada. Llevaba noches sin dormir. Cada vez que lo hacía tenía horribles pesadillas. Figuras oscuras, tenebrosas, se acercaban a mí y me acorralaban, no podía frenarlas y pensaba que iba a morir. Pero de repente aparecía alguien y sin mediar palabra, todos se apartaban y se alejaban de mí para dejarle paso. Se acercaba, y yo podía verle con claridad. Era joven, moreno, y su cara brillaba con la escasa luz al ser muy pálido. Alargaba una mano hacia mí y me susurraba, noche tras noche, lo mismo. “Ven”.

Me giré y miré por la ventana, pegada a mi cama. Las últimas noches había estado bastante tiempo mirando el barrio a través de esa ventana.Conseguía distraerme mientras esperaba a la próxima pesadilla. Fuera había un solitario parque, y casas exactamente iguales a la mía, blancas o color crema, con grandes jardines y patios, cochazos aparcados a la puerta o escondidos en los garajes, era lo que se podría llamar un barrio de pijos. Supuse que yo también sería una pija. Siempre había vivido en unos pisos antiguos del centro de la ciudad que habían sobrevivido a los rascacielos que se construían alrededor, incluso cuando mi padre nos abandonó cuando yo tenía cuatro años, mi madre y yo nos quedamos allí. Hacía tan solo cuatro, ella empezó a salir con un compañero de trabajo suyo, los dos trabajaban en una inmobiliaria. Hace un año se casaron, y por entonces convivía con dos horribles gemelos de casi dos años fruto de la unión. No podía quejarme de mi padrastro, pero había cogido cierta manía a la figura paterna por todo lo que me contaba mi madre de mi padre, y por algunos recuerdos míos.

Sin darme cuenta, los párpados se me cayeron y me volví a dormir. Me pareció haber cerrado los ojos hacía escasos segundos, pero la siguiente vez que les abrí la luz inundaba toda la habitación y se oía cierto griterío un piso más abajo, lo que indicaba que la vida en la casa había empezado. Seguramente ya habría llegado Jen, la sobrina de mi padrastro, que venía como niñera de los gemelos para pagarse la universidad. Por mucho que mi madre me insistiera en que sólo ayudaban a Jen a pagarse la universidad, yo sabía que otro de los motivos de que mi nueva prima estuviera en la casa era que no se fiaban de mí, ni creían que pudiera cuidar de los niños yo sola. Y si así hubiera sido, Jen no me habría impedido meterme en cualquier problema, puesto que a sus 19 años era bastante inocentona y fácil de engañar.

Me puse los pantalones de la equipación de hacía cuatro años de mi equipo favorito de fútbol y una camiseta gris de tirantes y bajé a la cocina, dispuesta a desayunar mientras Jen se peleaba con mis hermanos.
Efectivamente, cuando entré en la cocina Tom y Wendy correteaban uno detrás del otro con las manos pringadas de chocolate, mientras Jen iba detrás intentando limpiarles las manos y quitando el chocolate de todos los muebles que tocaban.
   - Hola Jen – saludé divertida al ver la escena – No deberías darles chocolate, se ponen muy nerviosos
   - Hola, Lily – me miró un segundo mientras atrapaba a Tom y le limpiaba las manos y la cara – Es que no se lo he dado yo, lo han cogido mientras iba al baño un momento. No lo entiendo, Natalie me dijo que lo había escondido
   - Son demasiado listos – repliqué mientras cogía a Wendy y la sentaba en una silla para limpiarla – Han aprendido donde esconde las cosas mi madre.
   - Entonces debería cambiar el chocolate de sitio
   - No te confíes guardándolo en un sitio alto, son capaces de subirse a las encimeras o a lo que sea con tal de llegar. Lo mejor es dejar un envoltorio vacío por algún lugar y que crean que se ha acabado.
   - Son unos enanos muy espabilaos – sentó a Tom en la silla y cogió a Wendy de mis brazos – Parece mentira, tan rubitos y con esos coloretes.
   - Sí, el lobo con piel de cordero – reí. – Oye Jen, ¿de veras vas a trabajar aquí todo el verano? – intenté no sonar muy deseosa de que se fuera. Al fin y al cabo, quería intimidad, aunque estuvieran los gemelos. - Quiero decir, hace tiempo que has acabado las clases, ¿vas a desperdiciar un verano aquí? A mi madre le han dado vacaciones, dentro de tres días tiene un mes de descanso.
   - En realidad no lo considero trabajar, aunque los gemelos sean muy revoltosos me lo paso bien con ellos. Sí, mi tío me lo dijo, pero creo que vendré un par de veces por semana para ayudar y sacarme un dinerillo también. Así ahorro y no voy tan apurada para pagar la uni.
   - Guay, si quieres te ayudo en algo – propuse, en un intento de sonar aún más amigable.
   - Bueno, si puedes sacar la basura…ayer no me dio tiempo.
   - Claro, enseguida. – dije. Pensé que me iba a decir “no, tranquila, no hagas nada” pero parece que me había salido mal.

Cogí la bolsa de basura del cubo y salí a los contenedores comunes detrás de las casas, a los que se accedía por la puerta trasera, que en mi casa estaba en la cocina. Apenas había dado dos pasos cuando mi vecino salió cargado también de una bolsa de basura. Tendría mi edad, algo más, y al contrario que yo, vestía de calle. Le había visto alguna vez entrar a casa o cruzarme con él por el barrio, pero poco más. Al fin y al cabo vivía allí desde hacia tres semanas.
   - Buenos días – saludó.
   - Buenos días – dije con la cabeza gacha. No quería que nadie me viese demasiado tiempo de esa guisa. Menos mal que me había quitado mi pijama de Bob Esponja.
   - Seguramente el año que viene ganen por fin la liga. O eso espero – comentó.
   - ¿Eh?
 Él se limitó a señalar mi pantalón. Claro, que tonta, era fútbol.
   - Claro, yo también lo espero.  – respondí. No me salía nada más. No esperaba encontrarme con una conversación con mi guapo y joven vecino a esas horas de la mañana sacando la basura. Como él no decía nada más, abrí el cubo de basura y tiré la bolsa. Él todavía seguía con la suya en la mano. Quise irme, pero decidió que era momento de seguir  la conversación.
   - Bueno, ¿y qué te parece el barrio? – dijo enseñando sus perfectos dientes.
   - Está bastante bien, lo que pasa que yo antes vivía en el centro y no me acostumbro a estar alejada de todo y esas cosas…
   - Claro, además esto todavía está un poco solitario. La mayoría de las casas están todavía sin vender. Esperemos que tus padres consigan vender alguna más, y no sentirnos tan apartados de la civilización – comentó riendo.
   - ¿Cómo sabes que mis padres venden estas casas? – pregunté, quizás un poco bruscamente.
   - Bueno, mi padre es su jefe – abrí un poco los ojos sorprendida. Vaya, el hijo del jefe de mis padres – Mi padre me dijo que había vendido la casa al lado de la nuestra a unos trabajadores suyos. Tus padres son Natalie y David Cole, ¿no?
   - Sí, exacto. – afirmé.
   - ¿Y tú eres…?
Vale, qué idiota, debería haber dicho también mi nombre.
   - Lilian Cole. Bueno, solo Lily.
   - Fred Blake
   - Ah, claro, tu padre es el señor Blake – vi que el no decía nada y decidí intentar salir de allí - Em….creo que debería ir a ver como están mis hermanos…mi prima hace de canguro y…se le descontrolan un poco.
   - Claro, oye, una última cosa, ¿irás al instituto de la zona?
   - Oh, no, sigo en el mío de siempre. Me pilla algo lejos, pero quería mantener a mis amigos y esas cosas…
   - Lógico. Bueno, nos vemos. Encantado. – volvió a enseñar su maravillosa dentadura.
   - Igualmente – dije devolviendo la sonrisa.

Entrar en casa no fue mucho más agradable que quedarme allí hablando con Fred. Decidí escaparme de mi prima y mis hermanos y subí a mi habitación. Me conecté a MSN y a Facebook en busca de alguna de mis amigas, necesitaba que me rescataran de ese barrio solitario. Por suerte, encontré a Nadia. Conocía a Nadia desde el colegio, y se podría decir que era mi mejor amiga. Nadia era el patito feo constante. Tan pronto se preocupaba por su aspecto hasta el más mínimo detalle, como pasaba de todo. Y todo dependía de su humor. Aún así, nadie podía negar su perfecto pelo liso y rubio, sus labios perfectos y su piel lisa seguían siendo hechizantes aunque estuviera recién levantada y sin peinar. Abrí una conversación con ella.

_Lily_  Devolvedme mi vida dice:
Hola, Nai-Nai J

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Hola Lil-Lil

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Sabes que Lil-Lil no queda bien, pero Nai-Nai llevas siendo desde los 5 años, nena.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Mmm…vale, tienes razón. ¿Qué haces hoy?

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
No lo sé. Si quedamos me cojo un bus para allá y damos una vuelta.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Sabes qué? Ni de coña. Monica y yo vamos a verte, que siempre vienes tú

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Nai, aquí no hay nada, está todo pelado, no hay sitios a donde ir ni nada qué hacer.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Que no, no te preocupes. Además, quiero ver tu nuevo caserón de ricachona.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Ay, no digas eso, no soy ninguna ricachona.

[Nadia] Veeeeeranito dice:
¿Cómo que no? Tííííía tu casa es enorme y tienes pisci

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Ah, o sea que a eso vienes…

[Nadia] Veeeeeranito dice:
No, lerda, te quiero decir que tienes una señora casa.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Tu casa también tiene pisci

[Nadia] Veeeeeranito dice:
Sí, pero la mía la tengo vista desde siempre, y mi madre la tiene decorada horrorosa, ya sabes, la tuya es novedad, quiero meter las narices :D

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Muy lista eres tú me parece.

[Nadia] Veeeeranito dice:
Escucha, a las 4 y media la señorita Bell y yo apareceremos por allí.

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
Vaaale, escucha, el autobús os deja delante de Lovegood’s Park. Os espero allí.
[Nadia] Veeeeeranito dice:
Hecho.  Me voy ya, chata, ¡hasta la tarde! Besazos

_Lily_ Devolvedme mi vida dice:
¡Hasta luego, Nai-Nai! Te quieeeero.


Cerré el MSN pues Nadia era la única que tenía conectada y me centré en cotillear las novedades de mis amigos en Facebook. Busqué a Sam, intentando averiguar cuando se había conectado por última vez. La verdad es que necesitaba hablar con él. Sam tenía 17 años, uno más que yo, y al contrario que el 99% de los chicos que conocía, era un buenazo que sabía mirar en el interior de las chicas, no en el interior de su ropa. Nadia decía que era tonto o gay, porque nunca había tenido nada con ninguna chica ni le corría prisa tenerlo al parecer. Pero Sam siempre decía que tenía el nombre de una princesa grabado a fuego en el corazón, y que algún día nos dejaría verlo. Así conseguía dejarnos a todos con la boca abierta con su respuesta y a Nadia protestando y diciendo que eso era una excusa barata para justificar que no sabía ligar.
Cuando mamá y yo vivíamos en el centro y papá se marchó, ella me dejó al cuidado de la madre de Sam, que era nuestra vecina, y yo siempre jugaba con él. Además estábamos en el mismo instituto, pero apenas nos veíamos. Sam iba un curso por delante y tan sólo podíamos saludarnos en los pasillos de vez en cuando. Pero por las tardes íbamos a su casa o a la mía, al parque, a dar una vuelta, y Sam dejaba de ser un conocido en el instituto para volver a ser mi mejor amigo.

No tenía comentarios nuevos, ni fotos, ni absolutamente nada. No había tenido noticias de él hoy, y eso era raro. Pensé asustada si mi mudanza podía alejarnos y debilitar nuestra amistad.

Me sobresalté cuando el sonido del móvil me sacó de mis pensamientos. Abrí sin ni siquiera mirar el nombre de quién me llamaba, ya lo sabía.
   - ¿Sí, mamá?
   - Hola, cariño, por favor, pídele a Jen antes de que se vaya que se quede un ratito más.
   - No venís a comer, ¿no? Como siempre. – resoplé exagerando mi decepción, pero yo ya tenía un plan.
   -  Blake ha pedido a tu padre que se quede también esta tarde, creémos que está comprobando si es apto para un ascenso.
   - Guay, ¿y tú?
   - Tengo una reunión. Por favor, cuida a los niños un rato y que Jen os haga la comida, ¿vale?
   - Claro mamá. Adiós.
    - Hasta luego, cielo.


Bajé rápidamente por las escaleras de caracol y encontré a Jen y a los gemelos mirando Disney Chanel embobados. Los tres.
   - Oye Jen – la llamé acercándome al sofá – Me acaba de llamar mi madre, dice que si puedes quedarte cuidando a los niños también hoy por la tarde e ir al parque con ellos a comer y a pasar el día. Pero al de aquí no, el que está a dos manzanas, aquí apenas hay niños. Es que como ayer tampoco salieron se ponen muy nerviosos.
   - Oh, pues…bueno, vale. ¿Qué les hago de comida?
   - Nada, llévales unos potitos y listo.
   - ¿Y tú?
   - No te preocupes, pido una pizza, estaré bien – respondí poniendo la mayor cara de responsable que pude.
- Como quieras, en media hora salgo con los niños.
- Suerte.

Subí de nuevo a mi habitación y me cambié de nuevo. Me puse unos vaqueros cortos descoloridos, una camiseta amarilla de tirantes y unas sandalias blancas.Preparé un bikini rosa y negro y unas cuantas toallas. Sabía que Nadia y Monica vendrían a aprovecharse un poquito de la piscina, y yo todavía no la había estrenado.
Miré mi reflejo en el espejo. Ahí estaba yo. Un par de centímetros por debajo de la altura media, delgada, con el pelo liso y rubio platino hasta la cintura, esta vez recogido en una coleta, y el flequillo recto recogido hacia atrás. Miré mis ojos de búho, grandes, de un verde tan claro que parecía un gato.  Mis labios finos dibujaron una mueca. Parecía que estuviera poseída con esos ojos.

Cuarenta minutos más tarde,  mi enorme pizza y un repartidor menudo que estaba detrás de ella llamaron al timbre. Pagué y le di las gracias, pero cuando me disponía a volver a entrar en casa alguien había aparecido en mi jardín.
   - Hola Lily – dijo la voz.
   - Fred – saludé con la cabeza
   - ¿Vas a comerte esa pizza entera tú sola? – preguntó señalando la caja de la pizza.
   - Tengo un agujero negro en el estómago que se traga todo lo que le echen
   - Bah, sigo sin creerme que te puedas tragar tú sola esa enorme pizza. ¿Qué tal si comemos juntos y me lo enseñas?
    - ¿Qué morro, no? – solté. Tenía que aprender a pensar antes de hablar. Por suerte Fred se lo tomó a broma y se rió.
    - Entonces, ¿sí o no? – preguntó expectante.
    - Claro, entra – estaba claro que cualquier excusa para que no entrara habría sonado demasiado falsa - Te mostraré como soy capaz de comerme una pizza grande entera y tendrás que callarte.
    - Perfecto, gracias – dijo sonriendo – En mi casa había pescado, y no me va mucho.
Sonreí con cordialidad y entramos a casa, pizza en mano. Sí, el chico parecía majo, y era guapo, pero cosas así por sorpresa no me hacían ninguna gracia. Y menos gracia me habría hecho si supiera lo que iba a pasar esa tarde. 

Presentación

¡Hola! Lo primero: Muchísimas gracias por entrar.
Me llamo Sara y he decidido hacer este blog, para contagiar a todos mi locura con mi historia, buena o mala, como tú la juzgues.
Espero que os guste, la historia ha sufrido muchas modificaciones, la escribí, la he reescrito y creo que tengo la historia definitiva.
Como puedes leer debajo del título, vas a leer la historia de Lilian Cole. Aquí tienes un poco más:

Lilian Cole se muda a una nueva urbanización, donde apenas hay gente y está apartada de todo. Pero pronto ocurre la desgracia y Lily entra en coma por culpa de alguien muy especial. Cuando despierte, su alma ya no estará en el mundo que ella conoce.
El Mundo de las Almas lo llaman. Dividido en dos regiones, Luz y Oscuridad, es el mundo donde van todos los expulsados de sus propios mundos. Pero Lily tendrá una misión muy  importante en ese mundo, es la reina de los Blancos, la gente de la región de la Luz. Una guerra por conquistar la otra región, amistades y amores inesperados, y un deseo, volver a casa.